Nidome No Yuusha – Volumen 1 Capítulo 3

“La Chica De la Raza Bestia y la Tormentosa Hambre”

—Aquí no hay nada para comer…

—Buscamos tanto, y ni una sola cosa…

Al norte del Reino Orollea, en un pequeño pueblo a las afueras del Imperio Girigal, una chica que cumplió quince años ese año buscaba comida en el bosque nevado junto a su amiga Lucía.

En esas partes, la temperatura bajaba en invierno y, aunque las cosechas solían ser abundantes, los últimos diez años habían experimentado un descenso constante. En momentos como estos, el pueblo buscaba soportar la temporada buscando en la generosidad de la naturaleza de los bosques cercanos.

Sin embargo, este año, el invierno había llegado inusualmente temprano y el recubrimiento del bosque con nieve antes de que el pueblo pudiera asegurar las reservas adecuadas. Aunque a los niños no se les permitía entrar en el bosque durante esta época del año, las dos chicas se habían escapado del pueblo mientras los hombres estaban en expediciones de caza.

Lucía se encogió en sí misma a modo de disculpa. Su ondulado cabello rubio caía pulcramente sobre sus hombros. —Lamento haberte hecho venir conmigo, Minnalis. Solo quería que Keril comiera algo en su cumpleaños…

—No, está bien. —respondió la chica, sacudiendo la cabeza. —Además, fui yo quien dijo que deberíamos buscar en el bosque. Yo también quería celebrarlo.

Las dos chicas habían entrado en el bosque, sin decírselo a los adultos, para buscar comida para que comiera su amigo. Sin embargo, incluso los árboles que todavía tenían sus hojas no dieron fruto, y la nieve cayó tan pesadamente alrededor de sus raíces que era imposible levantar ni una sola brizna de hierba silvestre.

Aún así, ellas dos buscaron en el bosque, con los ojos muy atentos por la curiosidad, buscando el árbol especial del que habían oído historias que producía frutos excepcionales solo en el invierno. Siguieron adelante, la nieve crujía bajo sus pies mientras caminaban. En poco tiempo, llegaron a las profundidades del bosque, un lugar al que se les dijo que nunca entraran, ni siquiera en los meses más cálidos.

—Minnalis… ¿No crees que deberíamos regresar ya?

—S-Sí. Vámonos a casa, aunque no pudimos encontrar nada.

Al escuchar el tono de preocupación de Lucía, la otra chica también se puso nerviosa y se sintió aliviada al pensar de nuevo en el pueblo. Desde hace un tiempo, el bosque se había sentido más oscuro, más amenazador, aunque en apariencia, nada había cambiado.

Lucía, que era solo una chica común, no podía notar la diferencia. Pero Minnalis podía, porque sin que el pueblo lo supiera, ella era una bestia. Sus sentidos eran muchas veces más sensibles que los de un humano. Para ella, esta parte del bosque era como un lugar completamente diferente, y la inquietud hizo que su piel se erizara. Sin embargo, ella fue quien sugirió que buscaran la fruta en primer lugar, y no se atrevió a sugerir regresar cuando aún no la habían encontrado.

—Está bien, entonces… —dijo, mirando hacia atrás de donde venían.

—¡Ah, espera! ¡Minnalis, mira hacia allá! —Lucía se detuvo y señaló un árbol un poco más adelante.

Era difícil ver bien a través de las ramas, pero la chica definitivamente podía ver varias pequeñas frutas amarillas que eran del tamaño de un puño. Lucía sonrió mientras los señalaba.

—¡Gracias a dios! ¡No fue un desperdicio venir hasta aquí después de todo! tomémoslas y regresemos… de nuevo…

Entonces toda la sangre se drenó de la cara de Lucía. Cuando la otra chica lo vio, ella también se puso pálida.

—¡Grrrrrah…!

Era un solo un goblin.

Del tamaño de un enano con una cara repugnante y piel verde, los goblins eran conocidos por su tasa de reproducción excesiva, y eran considerados plagas dondequiera que surgieran. Las chicas los habían visto antes, aunque desde la distancia, ya que las criaturas aparecían a menudo durante la época de cosecha para saquear los campos. Los hombres de la aldea se unirían para repelerlos, o si el número de monstruos era demasiado grande, entonces se contratarían aventureros. Un goblin no sería demasiado para que escaparan, incluso siendo jóvenes como eran las dos chicas. Sin embargo, el problema era el color de la piel de la criatura. Mientras que los goblins normales eran verdes, este era de un azul profundo.

—Una variante…

Los goblins regulares eran monstruos débiles, del tipo que un aventurero novato podría matar mientras realizaba una misión de recolección de hierbas. Eran objetivos recomendados para principiantes debido a su bajo nivel de amenaza y eran relativamente inofensivos a menos que te encontraras con un gran grupo de ellos.

Sin embargo, en contadas ocasiones nacieron ejemplares que excedieron las capacidades de su especie. Los Goblins Soldados y los Goblins Magis fueron ejemplos famosos de este fenómeno. Sin embargo, también había individuos cuyas habilidades estaban tan alejadas que eran como una especie diferente. Estos fueron conocidos como “variantes”.

La chica había oído hablar de ellos una vez antes de un grupo de aventureros que se detuvieron en el pueblo. Los monstruos se veían casi idénticos a un goblin común, excepto por su piel azul oscuro. A diferencia a los otros de sus especie, que se mantenían en climas cálidos y aborrecían el frío, estas variantes prosperaron en el clima frío y aparecieron en áreas nevadas, aunque los avistamientos fueron raros. Su resistencia al hielo era extremadamente alta y la magia de bajo nivel ni dañaba su piel. Su inteligencia y habilidades, así como su ferocidad, también eran varios niveles más altos que los de otros goblins.

—Un goblin… de Hielo… —exhaló la chica.

Lucía, por otro lado, no sabía qué era, pero podía sentir su aura abrumadora de todos modos. Afortunadamente, el goblin estaba absorto recogiendo fruta y no había notado la presencia de ellas dos.

—Lucía, mantén la calma. Tenemos que…

—¡Nooo! ¡Noooooooo!

[DanXG: ¡¡HDSPM!!]

—¡L-Lucía!

Antes de que pudieran escapar tranquilamente, Lucía sucumbió al profundo miedo. Dejó escapar un grito aterrorizado y echó a correr, incapaz de escuchar una sola palabra de lo que decía su amiga.

—¡No! ¡No! ¡Nooooo!

—¡Lucía!

La otra chica, se dió cuenta que Lucía sufría del Estado de Pánico. Había oído hablar de eso antes cuando escuchaba a los aventureros hablar sobre sus experiencias, aunque ahora no podía hacer nada para ayudar a su amiga. Minnalis se dio la vuelta para huir y vio por última vez al Goblin de Hielo mirando hacia ellas y sonriendo al ver una comida más deliciosa.

Minnalis y Lucía gatearon por la prisa a través de la nieve, con la esperanza de regresar al pueblo a tiempo, pero el goblin claramente se estaba acercando a ellas. Corriendo por su vida, Lucía dio un paso en el poco viable camino cubierto de nieve y cayó perdidamente.

—¡Eek!

—¡Lucía!

—Urgh… Ow…

Lucía se había torcido el tobillo al caer en la nieve profunda y ahora no podía ponerse de pie. Incluso si la chica la ayudaba a levantarse, su herida haría imposible que los dos escaparan del Goblin de Hielo.

—¡Grah-grah-grah-grah!

La asquerosa criatura se acercó a Lucía con una risa burlona, pero la chica tuvo el poder de salvarla. El goblin era fuerte en maná, pero no podía lanzar hechizos. Si usaba la fuerza de su descendencia bestia, podría dominarlo. Sin embargo…

“Recuerda, Minnalis. Nunca debes usar tu poder frente a otros. Si lo haces, la ilusión que puse sobre ti se disipará y tus orejas y cola de conejo serán reveladas.”

“¿Por qué es tan malo, mamá? ¿Por qué la gente no puede saber que somos mujeres bestia?”

“Desearía saberlo, cariño. Simplemente nos vemos un poco diferentes; eso es todo…»

—¡No! ¡Nooooo! ¡No quiero morir! ¡No quiero morir!

… ¡Lo siento mama!

Al ver a su amiga en peligro, Minnalis saltó hacia el goblin, ignorando la promesa que le había hecho a su madre.

—¡Rrraaaaargh!

—¡¿Grah?!

Su patada voladora conectó con el estómago del goblin. La fuerza del ataque lanzó a la pequeña criatura hacia un árbol cercano. Tal golpe habría matado a un goblin normal instantáneamente, pero la variante del Goblin de Hielo se puso de pie rápidamente y, demostrando su intelecto elevado, dedujo que continuar enfrentándose a la chica sería una mala idea. Dando a la pareja una mirada molesta, se retiró a las profundidades del bosque.

—¡Lucía! ¡¿Estás bien?! ¿Estás herida?

—Mi-Minnalis… ¿Qué son…?

Con un dedo tembloroso, Lucía señaló, atónita, las orejas sobre la cabeza de la otra chica.

Las diferentes razas de bestias tenían diferentes fortalezas y debilidades, pero en general, sus estadísticas físicas eran más altas que las de los humanos, así como su HP y MP. Sin embargo, su maná era único en el sentido de que se debilitaba cuanto más se alejaba de sus cuerpos, lo que hacía que su magia de ataque a distancia fuera considerablemente menos efectiva en comparación con otras razas. La magia de encubrimiento que ocultaba sus oídos era una fina capa de ilusión que envolvía el cuerpo, por lo que podía sortear esta debilidad.

Su línea de sangre era particularmente hábil en la magia de ilusión, por lo que no fue una gran dificultad crear un disfraz que perdurara durante largos períodos de tiempo. Sin embargo, dado que había usado todo su poder de bestia, la fuerza del maná que emanaba de su cuerpo hizo desaparecer la ilusión.

—Ah… er… lo… lo siento, Lucía. Lo siento, nunca te lo dije. ¡Por favor mantén esto en secreto!

—¡¿Huh?! Oh, er, está bien.

La chica le dedicó una sonrisa tranquilizadora a su amiga, que todavía estaba conmocionada.

Minnalis no era la chica que alguna vez fue. Sabía el desprecio que este país tenía por los de su especie. Por eso había seguido las palabras de su madre todo este tiempo y nunca le contó a nadie sobre su descendencia, ni siquiera a su amiga más cercana.

—Vamos.

La chica reactivó la ilusión que ocultaba sus orejas y su cola. Aprendió el hechizo hace unos cuatro o cinco años. Antes de eso, su madre siempre lo hacía por ella.

—Volvamos al pueblo. No encontramos comida, pero podríamos encontrarnos con más monstruos y está oscureciendo.

—Si, tienes razón. Volvamos a casa.

Ya era de noche cuando regresaron al pueblo. Después de que el anciano de la aldea las reprendiera a fondo por ir al bosque en invierno, las dos fueron enviadas a casa para esperar su castigo al día siguiente. Minnalis se acercó a su madre, Maris, que estaba postrada en cama, y le contó lo sucedido en el bosque.

—Ya veo. Salvaste a tu amiga. —dijo Maris con una débil sonrisa.

Ella se preguntó por qué su madre parecía tan triste, pero como estaba cansada por los eventos del día y no estaba acostumbrada a usar toda su fuerza, no pasó mucho tiempo antes de que se quedara profundamente dormida, soñando dulces sueños de encontrar todo tipo de frutas en el bosque nevado.

Al día siguiente, la despertaron unos golpes en la puerta y la llevaron a la plaza del pueblo. Por alguna razón, también trajeron a su madre.

—¿Hmm? ¿Qué está sucediendo? ¿No es este mi castigo? ¿Por qué mamá está…?

La arrastraron hasta donde se había reunido una gran multitud. Miró, confundida, sus miradas eran hostiles, y cuando el anciano del pueblo habló, sus palabras hicieron que su mente se quedara en blanco.

—Minnalis. Maris. ¿Es cierto que ustedes dos son mujeres bestia?

Minnalis no podía creer lo que escuchaba. Apenas entendía lo que estaba escuchando.

—Voy a preguntar de nuevo. ¿Son ustedes dos mujeres bestia?

Las palabras del anciano resonaron una vez más en sus pensamientos.

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Cómo pasó esto?

Su mente era una tormenta de preguntas. Ella no pudo procesar esta información. Miró a su madre en busca de ayuda y consuelo. El semblante de su madre era sombrío, pero con una mirada decidida, disipó la ilusión que mantenía oculta su verdadera identidad.

Un murmullo recorrió la multitud y sus ojos cambiaron. Era como si estuvieran mirando una pila de goblins exterminados cuyos cuerpos se habían podrido. Los rostros de los aldeanos a los que amaba como familia estaban torcidos con disgusto.

—Ma… mamá…

La situación estaba cambiando demasiado rápido para que ella pudiera seguir el ritmo. Su confusión siguió creciendo. Miró el rostro del anciano del pueblo. Sus ojos eran los más fríos y desdeñosos que jamás había visto. La asustaron. La asustó incluso más que el Goblin de Hielo con el que había luchado el día anterior.

—Somos mujeres bestia, como puedes ver. Lamento mucho haberlo ocultado todo este tiempo.

Su madre apretó la cabeza contra la tierra fría y dura a modo de disculpa. Finalmente, Minnalis entendió. Los aldeanos las odiaban a ambas.

—Así que Lucía estaba diciendo la verdad… —murmuró el anciano.

—¡¿L-Lucía?! No… No, ella no podría haber… —tartamudeó ella. Lucía prometió no decírselo a nadie el día anterior. Minnalis miró a su alrededor, buscando a alguien que le dijera que era mentira, y allí, acurrucada entre la multitud, vio los rostros de sus mejores amigos.

Entonces sus esperanzas de salvación se desvanecieron. El chico, Keril, miró hacia atrás como si fuera basura. Y allí, pegada a su lado, estaba Lucía, oculta fuera del campo de visión.

—¿Por qué? ¡Dijiste que no le dirías a nadie!

Minnalis no pudo evitar gritar.

Lucía se aferró con fuerza al brazo de Keril como si tuviera miedo. —¡Eek! Keril…

—No te preocupes, Lucía. Todo está bien. —aseguró Keril, palmeando suavemente su espalda y lanzando a la chica una mirada fria. —¡Deja a Lucía en paz! No podía creerlo al principio, ¡pero realmente eres malvada! ¡Yo confié en ti!

—¿Qué? De que…?

—¡No te hagas la tonta! ¡Lucía me lo contó todo! ¡La has estado intimidando todo este tiempo y amenazándola para que se calle! ¡La hiciste llorar!

—¿Qué…?

Ella se quedó sin habla. Sin palabras. Incluso si pudiera decirlas, su mente no pudo pensar en ninguna palabra. Entonces su madre volvió a hablar.

—Anciano, no me importa lo que me suceda, pero por favor, ¡por favor no la lastimes! Por favor… al menos quiero que viva para ver su decimoctavo cumpleaños…

Maris bajó la cabeza mientras abrazaba a su hija. Ella sabía que esto sucedería desde que su hija le contó lo que sucedió en el bosque. No podía irse debido a su mala salud y sabía que su hija nunca escaparía sin ella. Esto era lo único que podía hacer.

—Por favor… se lo ruego…

—¡Asquerosa mujer bestia! —un aldeano había recogido una piedra del suelo y se la había arrojado.

—¿A quién intentas engañar?

—¡No puedo creer que nos hayas mentido todo este tiempo!»

—¡Malditos animales tratando de ser humanos!

Uno por uno, los aldeanos se unieron, una lluvia de palabras maliciosas y piedras afiladas cayo sobre ellas dos.

—Por favor… Por favor perdonen a mi hija… ¡Urkh!

—¡Mamá!

Entre las piedras arrojadas, una grande golpeó el cráneo de Maris, sacándole sangre, y Minnalis instintivamente impuso su propio cuerpo para protegerla. En toda la confusión, su ilusión se había deshecho y sus orejas y cola eran completamente visibles. Aun así, solo pensaba en proteger a su madre. Maris había sido devastada por una plaga una vez en el pasado, y ahora era una sombra de sí misma, sin la fuerza para enfrentarse a sus atacantes o soportar sus agresiones.

—¡Paren! ¡Paren! ¡Detenganse!

Los gemidos de la chica resonaron por la plaza, pero las burlas de los aldeanos la derribaron.

—¡Cierra la boca, monstruo!

—¿Te atreves a usar palabras humanas, animal?

—¿Por qué siguen vivas?

Las palabras fueron como una estaca clavada directamente en su corazón. Esta Minnalis sintió que una grieta oscura se abría en lo más profundo de ella.

¿Por qué? Me duele… Mi corazón… Me duele tanto…

Mientras se encogía de miedo, sus ojos se posaron en sus amigos. Keril fue arrastrado con los otros aldeanos, gritando insultos y arrojando piedras, y allí, a su lado, tomándole la manga con la mano y retrocediendo donde él no podía ver, estaba Lucía, con el rostro desorbitado en una sonrisa burlona.

Entonces la chica finalmente entendió. En mente, cuerpo y alma.

Ella me traiciono. Ella me traiciono. Ella me traiciono. ¡Ella me traiciono!

—¿Por qué…? Por qué…?

Las lágrimas corrían por el rostro de ella. Las piedras que caían hacia abajo empujaban la estaca más y más adentro. Justo cuando su corazón estaba a punto de romperse por completo, la lluvia de piedras se detuvo de repente.

—¿Qué es todo este alboroto?

Los hombres del pueblo habían regresado. Llevaban consigo un humilde número de animales salvajes, el botín de su expedición de caza.

—¡Padre…! ¡Padre!

A través de sus ojos llorosos, Minnalis apenas pudo distinguir la forma de su padre de pie entre ellos. Él podría hacer que se detuviera. Los aldeanos lo respetaban y todos esperaban que él sucediera al anciano.

Los aldeanos y su padre conferenciaron. Sintió que una ola de alivio la invadía. Todo iba a ser……


—¡No! ¡No sabía nada de esto!

—                                .

El mundo comenzó a girar. Su visión se arremolinó antes de desaparecer por completo.

—¡Esa mujer también me engañó! ¡Esas asquerosas criaturas me mintieron!

No oyó nada, no vio nada, no olió nada, no sintió nada.

—¿Qué está pasando? ¿Eh? ¿Quiero decir que…?


Lo último que escuchó fue el sonido de algo rompiéndose en un millón de pedazos.

Y entonces todo su mundo fue aniquilado.


Lo siguiente que supo fue que estaba siendo transportada en el carro de un vendedor de esclavos. Todo lo que recordaba era que el hombre que una vez había considerado su padre la vendió por casi nada.

Su cuerpo se deterioró hasta el punto de quedar prácticamente paralizada, pero ella aún encontró fuerzas para seguir adelante porque su madre estaba con ella. Se enfrentó a un trato duro a manos de sus amos, incluso peor que la forma en que se trataba a los otros esclavos, y ser un bien caro no disminuyó el desdén que se les daba a los de su raza. Le dieron la peor comida y la golpearon y azotaron sin motivo alguno. Si tenía suerte, podía bañarse en el agua sucia que dejaban todos los demás, pero por lo demás, ni siquiera consiguió eso, y sus amos la patearon en el barro, burlándose de ella por estar sucia y maloliente. Incluso le pusieron un arnés y la obligaron a tirar del carro de vez en cuando, llamándolo trabajo de un animal.

Aún así, ella perseveró. Se aferró con fuerza a lo que quedaba de su mente por el bien de su madre enferma. Sin embargo, por todo lo que hizo para aliviar el estrés de su madre, no sirvió de nada. Su madre, una vez dulce y amorosa, se volvió cada vez menos. Los dueños de esclavos la estaban usando como chivo expiatorio. Ver las cosas horribles que les hicieron a las de la raza de las bestias hizo que los otros esclavos se sintieran mejor acerca de sus propias situaciones. Mira, los otros esclavos parecían estar diciéndose unos a otros. Al menos no estamos tan mal como ellas

Y funcionó. Los demás se rieron del trato hacia ellas. Cuando fue azotada y golpeada, cuando su madre fue arrastrada por el cabello, cuando ambas fueron pateadas en el suelo, los esclavos gritaban y aullaban como si estuvieran viendo una comedia.

Seis meses después de ser vendida como esclava, a solo la mitad de la distancia de la capital real, el cuerpo de su madre se rindió por completo y el mundo para Minnalis se hizo añicos por segunda vez.

Tsk. ¿Ya se rompió? Ustedes, bestias, no son ni la mitad de resistentes de lo que creía haber escuchado. No puedo creer que haya nobles en este basurero. Dime ¿Qué sucede con este mundo?

La chica simplemente miró al vendedor de esclavos con ojos vacíos.

—Y tú madre también ha dejado de respirar y se ha ido. No puedo creer que yo esté aquí dejando que jodan mis finanzas.

Con un crujido, algo dentro de la chica reaccionó a sus palabras.

¿Por qué…?

Algo que rezuma como veneno.

¿Por qué…? ¿Qué hice mal? ¿Cuándo me convertí en el malo? ¿Qué debería haber hecho?

Algo que brotó de algún lugar profundo dentro de ella y envolvió los restos del corazón oscuro y sin vida.

¿De quién es la culpa? ¿Por qué estoy aquí? ¿Quién soy? ¿Por qué existo? ¿Qué es esto que siento?

Los pensamientos presionaron los restos de su corazón, calentándolos como magma bajo tierra. Retorciéndose, enrollándose, revolviéndose, esos fragmentos estaban deformados más allá de todo reconocimiento.

Cuando su corazón se reforjó, solo contenía una emoción única y pura.

—Oh. Quiero destruirlos.

Esa realización fue una sola gota que anunció la tormenta de emociones que había estado conteniendo.

Los desprecio….

Me consume el odio, odio, odio, odio, odio, odio, odio. El odio más crudo.

Odio a Lucía. Odio a Keril. Odio al hombre que una vez fue mi padre. Odio al anciano y a todos los aldeanos.

Odio a los vendedores de esclavos que nos convirtieron a mí y a mi madre en el hazmerreír, y odio a los esclavos que se rieron de nosotros.

Quiero lastimarlos y herirlos y doblarlos y romperlos y molerlos y acuchillarlos y cortarlos y cegarlos y rebanarlos y ahogarlos y quemarlos y cortarlos y apuñalarlos y desollarlos y desgarrarlos y aplastarlos. Quiero matarlos. Quiero matarlos. Mátarlos. Mátarlos. Mátarlos. Mátarlos. Mátarlos. Mátarlos. ¡MÁTARLOS A CADA UNO DE ELLOS!

Los pensamientos cubrieron su mente hasta que no quedó nada más.


Después de eso, ya no escuchó nada de lo que le dijeron los vendedores de esclavos. Cada vez que desobedecía, la golpeaban, azotaban, la privaban de comida o cualquier otra cosa que se les ocurriera, pero nada extinguía el fuego dentro de ella. Cuando estaba tan rota que no podía moverse, cuando estaba cerca de la muerte, su llama aún ardia. Cuando los vendedores de la capital le imprimieron su Marca de Esclavo y la usaron para infligir un dolor extremo, ella miró a sus captores con una malicia desenfrenada. En poco tiempo, dejaron de alimentarla, cambiarla, bañarla y la dejaron pudrirse en su jaula. Pasó sus días imaginando su brutal venganza y cómo desgarraría a sus enemigos miembro por miembro. Muy pronto, incluso esos días terminarían. Ella iba a morir.

A pesar de enfrentarse a este conocimiento, el fuego que la ardía en su interior no se detendría.

Pero incluso cualquiera de la raza de las bestias más resistentes no duraron mucho sin comida. Su mente ya se estaba desvaneciendo, y todo lo que podía sentir era el calor ardiente en su interior.

—Ah, qué ojos tan brillantes.


Una voz atravesó sobre su estado de inanición. Un extraño la estaba mirando. Estos nobles de la capital eran todos iguales. Muchos la habían visitado, pero esta vez, ella no tenía la fuerza para arremeter como antes. Lo único que podía hacer era mirar con todo el odio en su corazón.

Pero cuando miró a los ojos de ese chico, sintió algo profundamente familiar.

—No… me toques… humano.

Sus labios resecos y agrietados apenas pudieron hablar.

—¡Grh! ¡Aaaaaaaarghhh!

Entonces un fuerte dolor recorrió su cuerpo y penetró en su mente nublada. Se sentía como si sus cicatrices fueran a estallar, y un grito desgarrador se le escapó. Justo cuando las oleadas de dolor amainaron, el chico derramó un extraño líquido por su garganta.

—¡Nglg! ¡Glglg! ¡Gluuughhh!

Ni siquiera tenía la fuerza para escupirlo de nuevo. Sin embargo, segundos después de haber ingerido el misterioso líquido, sus articulaciones cansadas sintieron la débil chispa de la vida. No haber tenido una comida o un descanso decente durante días había dejado su cuerpo sin maná, pero ahora se sentía medio restablecido.

—Ahora tal vez te sientas lo suficientemente bien como para hablar conmigo.

Minnalis no podía comprender lo que decía el hombre que estaba frente a ella. Su mente en recuperación apenas podía entender que acababa de beber algunas pociones de HP y MP. No eran algo que le darías a un esclavo. Puede que no estén completamente fuera del alcance del público, pero aun así eran caros.

—¿Qué…? —ella empezó.

Ella tenía muchos motivos para sospechar algún tipo de trampa u otra artimaña, por lo que las siguientes palabras de aquel joven fueron una gran sorpresa.

—¿A quién quieres matar?

Fue la mayor conmoción que había sentido desde la muerte de su madre, cuando el traficante de esclavos dijo las palabras que hicieron que su mente se rompiera.

—¿De quién quieres vengarte?

Mirando más de cerca, vio que los ojos del joven no parecían muy diferentes a los suyos. Se dio cuenta de por qué se sentían tan familiares. Tenían el mismo calor que habitaba dentro de ella. Sus ojos eran sus ojos. Su respuesta a su pregunta fue inmediata.

—Mis mejores amigos. Mi padre. El anciano del pueblo y todos los aldeanos. Los esclavistas y los demás esclavos.

—¿Matarlos es todo lo que quieres hacer?

Aquel joven preguntó como si ya supiera la respuesta. Por supuesto que lo hizo, pero quería que ella lo dijera. Y ella lo haría. Lo diría tantas veces como fuera necesario, hasta que ya no tuviera que pensar en ello. Hasta que se convirtió en instinto, grabado en su corazón.

—No. La muerte es demasiado buena para ellos. Quiero hacerlos sufrir, lastimarles y lamentarse mientras lloran. Entonces quiero romperlos. Lentamente. Tienen que estar completamente rotos cuando mueran; de lo contrario, solo sería un desperdicio.

Sonrió con su primera sonrisa desde que se convirtió en esclava. El chico que tenía delante también sonrió ante sus palabras.

✩✩✩

“La muerte es demasiado buena para ellos. Quiero hacerlos sufrir, lastimarles y lamentarse mientras lloran. Entonces quiero romperlos. Lentamente. Tienen que estar completamente rotos cuando mueran; de lo contrario, solo sería un desperdicio.”

Las palabras de la chica rota trajeron una sonrisa a mi rostro.

—Te he de dar dos caminos a escoger. —le dije. —En el primero, somos amo y sirviente, nada más. Cuando hayas cumplido con tu cometido, te otorgaré suficiente dinero y poder para sobrevivir por tu cuenta. Te liberaré de tu esclavitud. Podrías vivir una vida larga, feliz y satisfactoria.

—…

—Podrías deshacerte de la oscuridad dentro de tú corazón. Ocultar as heridas en tú alma y fingir que nada de eso sucedió. Un futuro feliz lleno de risas, uno en el que puedas sonreír.

Fue una broma de mi parte. Tanto ella como yo sabíamos que nuestras mentes estaban decididas. Aún así, tenía que ponerlo en palabras, aunque solo fuera para recordarle lo que podría haber sido. No sabíamos lo que nos deparaba el futuro. Tal vez algún día, llegaríamos a arrepentirnos de nuestra elección. Por eso tuve que ofrecerle otra posibilidad, una de la que no podíamos echarnos atrás.

—El segundo camino para que nos convirtamos en compa… no, ali…

Me detuve a mitad de la frase.

—Hmm… Ninguna de esas palabras suena bien. —murmuré. ¿Compañera? ¿Aliada? Eso no era para lo que vine aquí. Nuestra relación no podía resumirse con palabras tan vacías. Nuestro vínculo no era nada tan débil. Sólo había una cosa para llamar a un pacto como el nuestro. Un nombre para los despreciados por el mundo, que a su vez desprecian todo. Un nombre para aquellos que eligieron la muerte sobre la vida, el pecado sobre la virtud, la retribución sobre la redención.

—El segundo camino es convertirme en mi cómplice en el crimen. Obtener la venganza y deleitarse con su ejecución.

Extendí mi mano, y una Espada del Alma se formó en el aire por encima de ella. Las volutas negras se fusionaron en la forma de una espada corta con una hoja de doble filo que tenía la forma de una llama. Retorcidas en sus cincuenta centímetros de longitud había marcas rojas, del color de la sangre. Mirarla era como mirar en el vacío sin fin. Contemplarla era dar testimonio del propio juicio divino. Si quisiera, podría darle la forma de una espada larga para usarla en la batalla, pero en este momento, esta forma era ideal.

Agarrando la empuñadura de la Espada Sagrada de la Venganza, corté los grilletes de la chica en su cuerpo antes de incrustar la hoja en el suelo frente a ella.

—Si eliges lo primero, entonces date la vuelta. Si es lo último, entonces toma la cuchilla. No tomes esta decisión a la ligera. No hay vuelta atrás. Una vez que agarres esta espada, serás dañada irreparablemente, manchada, maldecida para nunca más llevar una vida normal. Condenada a no encontrar descanso hasta que la venganza sea tuya.

—…

—Esa espada transformará el calor que arde dentro de ti en una llama furiosa que nunca se apagará. Por mucho que lo intentes, nunca podrás renunciar a tu venganza. Cuando tomes esta espada, tus enemigos se convertirán en mis enemigos, y los míos en tuyos. El odio que siento se convertirá en tu odio, y tu odio se convertirá en el mío. Ah, y supuestamente, deberías obtener una nueva habilidad única basada en tus cualidades.

—¿Vas a traicionarme…?

Los ojos de la chica parecían continuar para siempre, una oscuridad sin fin. Ah, lo sabía. Sabía que mi palabra no sería suficiente aquí.

—Una vez que aceptes este pacto, ya no podremos hacernos daño. Si uno de nosotros muere, también lo hará el otro. —le expliqué.

Hubo un destello de comprensión en los ojos de ella. Este contrato no solo evita que la traicionara, sino que también evita que ella me traicionara a mí. Después de todo, no quería que me apuñalaran por la espalda de nuevo, ni tampoco quería apuñalar a nadie y terminar como los que más odiaba. Si no fuera por el poder para hacer cumplir este contrato, no estaría aquí ofreciendo este trato en primer lugar.

Habiendo dicho todo lo que necesitaba decir, solté la empuñadura de la hoja.

—Por supuesto, siempre puedes buscar venganza por tu propia cuenta. Mis enemigos son muchos, y es posible que no quieras asumir tanto odio. Aun así, me haría extremadamente feliz si aceptaras.

—¿Por qué…? —preguntó la chica, pero sabía que no albergaba sospechas. Ella ya sabía lo que le diría. Simplemente estaba confirmando que éramos uno y lo mismo.

Una sonrisa maníaca se extendió por mi rostro.

—¿No es obvio? Dos es más divertido que uno. Dos pueden idear planes mucho mejores, poner mucho más esfuerzo en torturar a nuestros objetivos, romperlos, triturarlos hasta convertirlos en papilla. Las personas que solo quieren matar no me sirven, pero tú no eres así, ¿verdad?

—¡Ah! ¡A-ha-ha-ha! —ella, encantada con mis palabras, se echó a reír. —Me gusta como suena eso. ¿“Complices en el crimen”, dices? Usted tiene un punto. Si estoy contigo, mi venganza podría ser aún más dulce. Juntos, podríamos llevarlos a mayores profundidades de desesperación que solamente uno. —la dulce sonrisa de ella era digna de una mujer Santa, pero sus ojos brillaban con un destello de locura. —En ese caso, no queda nada en lo que pensar. ¿Mi llama de venganza nunca morirá? Bien. No quiero volver a esos simples días que pasé avivando un corazón ardiente. Enfrentarse a enemigos adicionales no es nada comparado con la idea de volver a esa repugnante vida que solía llevar. El hecho de que ayude a mi venganza es solo la cereza del pastel.

—Entonces toma la espada. Te mostrará qué hacer.

Efectivamente, agarró la Espada Sagrada de la Venganza por la empuñadura y la sacó del suelo. Mientras lo hacía, la hoja emitió una luz negra cegadora que quemó los ojos. Esa era la prueba de que reconocía su sed de venganza. Esa luz paradójica fue una bendición en su viaje.

—Ah. —dije. —Ahora que lo pienso, no te he preguntado tu nombre.

—¿Mi nombre? Mi nombre es Minnalis.

—Ya veo. Soy Ukei Kaito.

—Ukei Kaito… El nombre de mi maestro es Ukei Kaito.

Por primera vez, Minnalis sonrió pacíficamente. Luego apuntó la punta de la espada a su corazón.

—Es un placer trabajar contigo, Minnalis.

—Igualmente, Maestro. —respondió ella, y luego hundió la hoja profundamente en su propio pecho.

La hoja emitió una luz ardiente antes de disiparse rápidamente en particulas brillantes. No había herida en el cuerpo de Minnalis, ni siquiera un agujero en su arrepienta ropa.

—Ya veo. —reflexioné. —Así que esta es la razón detrás de tu venganza.

—Acabo de ver el motivo detrás de tus acciones.

La Espada Sagrada de la Venganza había entretejido nuestros dos caminos, combinando nuestra venganza en una.

Nos había obligado a cada uno a experimentar de primera mano los orígenes del odio del otro. Sentí el dolor y la desesperación que ella sintió cuando hizo su juramento, como si estuviera yo en sus zapatos. Me quemó por dentro, un calor negro no menos igual al que ya soportaba. Minnalis también hizo una mueca de dolor al ver por qué anduve por el camino de la venganza.

A medida que nuestros corazones amargos, dos trozos negros carbonizados, se acercaban, se fusionaron en algo más puro, algo que compartimos como uno solo. Para cuando las motas de luz negra que dejó la Espada Sagrada de la Venganza desaparecieron por completo, ya no había ninguna diferencia significativa entre nosotros dos.

—Se siente como si yo fuera el que tu pueblo traicionó, aunque sé en mi mente que ese no fue el caso. —observé.  —Así que esto es lo que significa compartir nuestra venganza.

Miré a mi alrededor a los rostros de los otros esclavos, que se burlaban de ella, que vitoreaban su abuso, y me hirvió la sangre. Los esclavos, sintiendo el peligro, se encogieron en los rincones de sus jaulas, aterrorizados, y me miraron con ojos huecos y sin vida.

Mensaje del sistema: Título adquirido: “Maestro de la Venganza.

Mensaje del sistema: La individua Minnalis se ha convertido en “Esclava de la Venganza.

El mensaje del sistema me informó que el efecto de la espada había funcionado según lo previsto. Miré a Minnalis. Parecía un poco desconcertada y un poco emocionada.

—Wow. —exhaló ella. —¿Todo esto es por esa espada? Ohhh… ¡Ohhhh, esto va a ser incluso mejor de lo que imaginaba!

La idea le dio escalofríos, y su rostro se congeló en una mirada de placer extático.

—Estado abierto: Minnalis. —declaré. Apareció su pantalla de estado y pude ver el contenido. El título «Maestro de la Venganza» me dio acceso a las pantallas de estado de cualquier persona con el título «Esclavo de la Venganza». También hubo otras ventajas, como beneficios de estadísticas y efectos de bonificación, según la cantidad de sirvientes que adquirí. Estos títulos también fueron la razón de que nuestra sed de venganza no desapareciera y de que nos mostraran los recuerdos del otro.

Mirando su pantalla, pude ver que las estadísticas de los hombres bestia eran realmente altas. A pesar de que sus estadísticas se reducían a la mitad por su condición débil, todavía estaba a la par con un humano del mismo nivel.

También había ganado una nueva habilidad única. Me faltaba mi Espada del Alma de evaluación, por lo que no podía decir lo que hacía, pero el poseedor de una habilidad conocía sus efectos, por lo que siempre podía pedirle que lo explicara.

—¿Entonces, ahora que? Ya sabes, si estás cansada, puedes tomarte un descanso. Déjame todo el trabajo duro a mí.

—Bueno, ahora, mi nuevo maestro parece ser bastante provocador. No me negarías mi primer acto de venganza, ¿verdad?

—Por supuesto no. En ese caso, dejaré las cosas aquí en tus hábiles manos e iré a traerte al otro que se escapó.

Le entregué mis pociones MP restantes a Minnalis. No sabía qué iba a hacer, pero dado lo que habíamos hablado, imaginé que involucraba su habilidad unica. Eso requeriría mucho MP, y quería darle la mejor oportunidad de venganza que pudiera.

[DanXG: ¿Que se lee mejor Habilidad Inherente o Habilidad Única?]

Luego me fui, en busca del hombre que había huido.

✩✩✩

El vendedor de esclavos escapó cuando el extraño hombre vestido de negro conjuró una espada corta de aspecto siniestro de la nada.

Encontró al hombre sospechoso al principio, pero lo único que le importaba era si podía pagar. Cuando el hombre dijo que pagaría hasta diez monedas de oro por esclavos con un precio de mercado de cuatro en el mejor de los casos, supo que tenía un tonto en sus manos. Podría venderle algunos esclavos caros con un margen de beneficio significativo y ganar dinero en efectivo.

Pero luego el hombre preguntó por aquella chica coneja. Una bestia sin valor que fue dejada en su jaula para morir porque costaba demasiado incluso alimentarla. Seguramente, incluso este hombre ingenuo no pagaría mucho por ella, por lo que el vendedor de esclavos estaba a punto de guiarlo hacia algunos esclavos más caros cuando el hombre declaró que pagaría diez monedas de oro por ella.

¡Que suerte! Diez monedas de oro por un producto que iba a tirar. El vendedor de esclavos pensó que debía haber sido su día de suerte, y se frotó las manos, imaginando todo ese beneficio gratuito.

Las cosas tomaron un giro extraño poco después de que se firmó el contrato, cuando el hombre le dio a su nuevo esclavo algunas pociones caras para beber.  Luego hablaron un rato. El vendedor de esclavos no podía seguirlo del todo, pero su conversación era igualmente perturbadora. El punto de quiebre fue cuando el cliente sacó una hoja negra y roja, un arma aterradora. No necesitaba saber lo que era para ver que era una mala señal.

El esclavista conocía el peligro. Después de todo, hacía negocios en los barrios bajos y su instinto de supervivencia le decía que saliera de allí lo más rápido posible. Sus esclavos y su dinero no importarían si no estuviera vivo para disfrutarlos. Se escabulló mientras los dos hablaban y salió corriendo a la calle, llevándose solo una bolsa de oro que guardaba detrás del mostrador para emergencias.

No miró hacia atrás; simplemente corrió en busca de la casa segura que había preparado para tal eventualidad. Tropezando consigo mismo y extraviado varias veces, finalmente llegó a su puerta.

—Ahora. No dejarías esperando a un cliente, ¿verdad?

El hombre estaba ante sus propios ojos, con una simple sonrisa.

✩✩✩

—¡Ah! Er… um… bueno, verás, tenía una emergencia que atender… —tartamudeó el vendedor de esclavos, con el rostro pálido, antes de irse a uno de los callejones laterales cercanos.

No estaba dispuesto a dejarlo escapar, porque ahora era uno de mis enemigos jurados. Lo noqueé con un golpe en la nuca. Tenía que tener cuidado; demasiada fuerza podría romperle el cuello, y no queríamos que muriera todavía. Después de todo, sería terriblemente grosero de mi parte comenzar la comida sin mi invitado. Esta vez planeé asumir un papel puramente de asesor, pero pensé que también podría ser proactivo y encontrar información sobre el vendedor de esclavos que Minnalis encontraría útil.

La Espada Sagrada de la Venganza solo me mostró el momento en que su deseo de venganza echó raíces, así que no sabía nada sobre los enemigos de Minnalis, excepto sobre este hombre. Necesitaba hablar de todos ellos y aprender a hacerlos sufrir. Si todo lo que tuviera fuera mi propio odio, no podría hacer nada más que matarlos de inmediato.

Levanté al hombre inconsciente sobre mi hombro y regresé a la tienda de esclavos. Cuando regresé, Minnalis había metido a todos los esclavos en la jaula más grande y estaba trabajando en algo en el área de cocina en la parte trasera de la tienda. Todavía quedaba un pequeño espacio en la jaula, a pesar de que había unos veinte esclavos encerrados allí.

—Hey. Lo tengo para ti —anuncié.

—Ah, gracias, Maestro. Mis manos están ocupadas en este momento, así que por favor tíralo allí con el resto de ellos.

—¿Hmm? Okey.

—¡Gah…!

Abrí la jaula, que estaba unida a la pared, y arrojé al hombre dentro antes de volver a cerrarla. Cuando golpeó el duro suelo de piedra, recobró la conciencia y miró a su alrededor confundido.

—¡T-Tú bastardo! ¡¿Tienes alguna idea de lo que estás…?!

—¡Esta listo! Vaya… estoy tan mareada de repente… —él hombre fue interrumpido por un grito de júbilo que provenía de la cocina y parecía totalmente inapropiado. Técnicamente, este nivel de emoción era justo para lo que estaba a punto de suceder.

Minnalis apareció, luciendo un poco inestable, con la más hermosa sonrisa en su rostro.

—Eso es lo que sucede cuando usas todo tu MP a la vez. Date prisa y bebe la poción que te di.

—Sí, Maestro… Tee-hee… Hey, ¿me lo dará boca a boca…?

[DanXG: ¡¡Diablos señorita!!]

—No.

—Awww, ¿por qué nouuuu?

—Estás drogada por la pérdida de MP. No tengo tanta sed como para aprovecharme de una chica en ese estado.

La pérdida de MP provocó una sensación de embriaguez. Usar una cantidad decente de una sola vez solo causaría dolores de cabeza y una sensación de mareo, pero ve más allá y podrías sentirse como si hubieras estado bebiendo toda la noche, con una pérdida completa de inhibiciones. Restaurar tu MP tampoco te pondría sobrio al instante, así que tenías que tener cuidado.

Al revisar su estado, vi que su MP había pasado del 90 por ciento que tenía cuando la dejé, a alrededor del 10 por ciento. Era bastante, considerando que una bola de fuego promedio que usarías en la batalla consumía solo diez MP.

Minnalis ya estaba lo suficientemente emocionada por poder usar su nuevo poder y exigir su venganza. Probablemente iba a necesitar darle algo de espacio a la mañana siguiente.

Mientras tanto, Minnalis había tomado la poción MP y estaba bebiendo el líquido azul de la manera más provocativa.

Phew… Maestro, eres tan malo.

—Vamos. Deja de tontear. ¿No es hora de comenzar con el plato principal?

—¡Sí! ¡He, he!

Parecía que Minnalis no necesitaba más ayuda de mi parte, así que me senté para disfrutar del espectáculo. Con un estado de ánimo optimista que se negaba a reconocer la atmósfera sombría de la habitación, felizmente llevó la comida que había preparado a la jaula. Tras varios viajes. Había usado todo lo que el comerciante de esclavos guardaba en sus tiendas.

—Aquí tienen; ¡la comida está lista! ¡Coman!

El olor de la comida era divino, pero como era de esperar, ni el comerciante ni los esclavos lo tocaron. Se limitaron a mirar a Minnalis con aprensión.

—Hmm, supongo que ninguno de ustedes quiere comer mi comida… Entonces, ¿por qué no empezamos con ustedes? Estuvieron dándonos una mirada tan sucia y maliciosa a mí y a mi madre en todo el camino a la capital.

—¡Eek!

Sin dejar de sonreír, Minnalis miró a uno de los esclavos esposados con la mirada de un depredador que observa a su presa. Cuando su maná aumentó, el color desapareció de sus ojos beige, reemplazado por una neblina gris que brillaba con una luz tenue y desvanecida.

—La mente se hunde en el caos. Fantasma Intoxicante.

Sus palabras eran suaves, seductoras y sin emociones, como una bruja.

—¡Aaah! ¡Aaaaahhh! ¡¿Lo que sea que está sucediendo?! ¡Haz que se detenga!

Su maná se fusionó en una niebla pálida que envolvió al hombre. Los otros esclavos y el comerciante no podían hacer nada más que mirar, sus rostros pálidos de terror mientras luchaban por comprender lo que estaba pasando. La niebla se disolvió en el hombre como si estuviera siendo absorbida a través de su piel, y él gimió como un loco.

—¡Graaarh! ¡Aaaargh! ¡Dame la comida! ¡Dámela!

Se lanzó hacia los barrotes como si hubiera olvidado que estaba encadenado, y cuando tropezó y cayó al suelo, seguía arrastrándose desesperadamente a cuatro patas, como un animal. Agarró puñados de la comida humeante y se la metió en la boca sin una pizca de dignidad.

—Ohhh, esto es más fuerte de lo que pensaba. ¡Mira qué hambre cree que tiene ahora! Será necesario hacer algo de prueba y error para obtener el nivel adecuado.

Minnalis se rió mientras observaba al hombre hambriento. Los otros prisioneros comenzaban a sentirse incómodos. Todo lo que había hecho era obligarlo a comer algo. Esperaban algo mucho más cruel de ella.

—Entonces. —dijo. —Es hora de que el resto de ustedes coman. No se preocupen, seré más suave esta vez y dejaré que se rindas lentamente a la locura a medida que crezca su hambre… Mente, revuelve. Fantasma Intoxicante.

—¿Qué…? Urp…

—Ah… Uhhh…

—Wargh… Urgh…

La niebla pálida apareció una vez más y se enroscó alrededor de ellos antes de hundirse en sus cuerpos. Esta vez, no se apresuraron instantáneamente a buscar la comida, pero aun así se acercaron tímidamente. Solo un par de ellos se acercaron al principio, pero con el tiempo, todos cedieron al hambre y, en poco tiempo, todos estaban festejando a sus anchas.

Minnalis sonrió y los miró con cariño, como si estuviera viendo una planta que ayudó a crecer. Pronto, daría frutos. Muy pronto ahora.

—¿Urgh? ¡¡Argh… ¡¡GRAAAARGH!!

—Ah, ¡ahí está!♪

El primero en reaccionar fue el hombre en el que había usado su magia por primera vez. La expresión de Minnalis se transformó en una sonrisa maliciosa.

—¡Gah! ¡Urgh! ¡Aaaaaaaargh!

Sus brazos fueron los primeros en cambiar. Sus brazos bronceados y musculosos se volvieron arrugados y verdes, como los de un goblin. Los otros esclavos se congelaron a mitad de la comida y lo miraron asombrados. El hombre se retorció de dolor y miró fijamente sus brazos transformados. Sin embargo, no fue por mucho tiempo; Poco después de que dejó de comer, su hambre voraz lo consumió una vez más y se apresuró a regresar hacia la comida.

—Ahora, coman, mis amores. ¡Cuanto más coman, más se transforman en un goblin! Espero que eso no les moleste. Si es así, no importa. Pronto, su hambre será tan grande que no podrán controlarse. ¡Hee-hee-hee!»

—¡No! ¡Noooooo!

—¡Urgh! ¡Gah! ¡Urp!

—¡Gaaaah! ¡Urg! ¡Grrrrrah!

La mayoría de los prisioneros comenzaron a vomitar su comida sin digerir, pero su hambre seguía creciendo, creciendo como una bola de nieve fuera de control como si se les olvidara sus intentos de resistirse.

—¡Aaagh! ¡Gah! ¡No! ¡No puedo comer! ¡Pero tengo tanta HAMBRE!

Huff, huff, huff, huff. No me importa. ¡Ya no me importa!

No importa cómo trataron de resistir, todos sucumbieron al hambre y continuaron comiendo. Al final, comenzaron a transformarse.

—¡Graaaaah!

Minnalis los observó a través de los barrotes de hierro de la jaula y pisoteó un brazo verde y larguirucho que se extendía a través de ellos. Incluso después de hacer una mueca de dolor, la criatura rápidamente volvió a recoger más comida.

—¡Hee-hee-hee! Simplemente no puedes quitar tus manos de mi comida, ¿verdad? ¡Come todo lo que quieras! ¡Hay mucho más de donde vino eso!

—¡Gah… Gaaaaargh!

Un grito particularmente angustiado se elevó por encima de los sonidos de los prisioneros que se atragantaban. Sin embargo, esto no era angustia por su transformación.

—Oh, te has convertido ahora completamente en un goblin. Me alegra ver que te gusta tanto mi comida. ¡Hee-hee!

El hombre que primero empezó a comer fue también el primero en completar su transformación; comenzó a arañar y morder su propio cuerpo, su rostro repulsivo se hizo aún más feo por el dolor. Sin embargo, incluso ahora, no dejó de comer y continuó metiéndose comida en la boca.

—Una cosa que debo mencionar: esta comida es letal para los monstruos; les hace morir de las muertes más horribles y dolorosas. ¿Qué se siente comerlo sabiendo eso? ¿Me están escuchando? Bueno, supongo que no pueden responder. Después de todo, los goblins no pueden decir nada excepto Gah.

En este punto, la mayoría de los prisioneros se habían transformado en goblins y arañaban histéricamente la comida. Cuanto más comían, más cerca se volvían de los goblins, y más la comida atormentaba sus cuerpos con un dolor insoportable mientras los mataba. No podían dejar de comer, a pesar de que los últimos vestigios de sus mentes sabían lo que les estaba haciendo. Sus instintos de supervivencia solo sabían que tenían que comer, y superó la poca razón que les quedaba.

Minnalis miró la jaula llena de goblins que solían ser su dueño y sus compañeros esclavos con una mirada de pura satisfacción, como si su corazón hubiera sido liberado.

—¡A-ha-ha-ha-ha-ha! ¡Mueran, mueran, mueran! ¡Sufran y perezcan, sin poder hacer nada al respecto! ¡Sientan la impotencia que sentí cuando mi mamá falleció y mueran tan miserablemente como ella! ¡Ah, ha, ha! ¡A-ha-ha-ha-ha!

Un goblin asomó la cabeza a través de los barrotes hacia la comida, incluso mientras sufría. Era imposible decir quién había sido alguna vez. Al ver esto, Minnalis pisoteó la cabeza del goblin, presionándola contra la mortal comida.

—¡A-ha-ha-ha-ha! Todavía tienes hambre, ¿verdad? ¡Ah, ha, ha! ¡A-ha-ha-ha-ha!

La risa salvaje de Minnalis continuó hasta que el último de los gritos de los goblins terminó.

No pasó mucho tiempo para que todos los seres vivos en esa jaula dejaran de respirar. Una pila de cadáveres de goblins marcó el éxito del primer paso en la venganza de Minnalis. El calor que quemaba dentro de ella ahora era también mi calor, y explotó en un deleite extasiado dentro de mí. Verlos atragantarse de esa comida, incluso sabiendo que los iba a matar, fue tan divertido que pensé que mi estómago estallaria. Enviaba escalofríos por mi espina dorsal cada vez que uno de ellos gritaba con el dolor de la transformación o vomitaba cuando el veneno los mataba desde adentro.

—Maravilloso. Maravilloso trabajo, Minnalis. Para hacerlos sentir hambre y luego plantar venenos que transforman a los goblin y matan monstruos en su comida. Heh, sabía que había hecho bien en elegirte… ¡Ah!

Accidentalmente dije lo que estaba pensando en voz alta. Estaba tan feliz. Había pensado muy larga y profundamente sobre la mejor manera de hacerlos sufrir. Me había mostrado una hermosa prueba de que sus palabras habían sido sinceras todo el tiempo. Estaba mareado de emoción al verla dar el primer paso en su camino de la venganza.

—Ahhh, lo hice. finalmente lo he hecho. La primera parte ha terminado, mamá.

Minnalis abrió la jaula y se acercó a la pila de cuerpos, con las manos entrelazadas para orar. Su rostro era pacífico y su paso solemne mientras disfrutaba del regusto del fruto prohibido que había dado su paciencia. Era una verdadera vengadora y yo simplemente la observaba en silencio, sin interrumpir su trance.

Ese día, una tienda de esclavos en los barrios bajos cerró y los esclavos desaparecieron. El edificio permaneció intacto hasta unos días después, cuando un ladrón irrumpió.

Todo lo que el ladrón encontró allí fue un hedor indescriptible y una jaula llena de cadáveres de goblins en descomposición.

—Bueno, supongo que será mejor que sigamos nuestro camino.

Por mucho que me hubiera encantado quedarme allí, apreciando la belleza del momento para siempre, teníamos que seguir adelante y le di una palmada en el hombro a Minnalis.

—… Sí. Debo agradecerte, Maestro. Fue tu poder el que me permitió ejecutar una venganza tan deliciosa.

—No tienes que agradecerme. Mi poder es tu poder, y tus deseos son mis deseos. En el momento en que elegiste buscar venganza, nuestros caminos se entrelazaron. Esta no es una mera relación tan simple que compartimos. Somos cómplices, ¿recuerdas?

Minnalis negó con la cabeza.

—Puede haber sido mi elección, pero fuiste tú quien me dio esa decisión. Te elegí a ti, Maestro. Por eso es a ti a quien le debo dar las gracias por esta venganza que ahora llevo. Me diste la oportunidad de vengarme, cuando solo podía sentarme impotente mientras el calor ardía dentro de mí y esperaba la muerte. Lo único que realmente considero mío es esta ira, e incluso eso ahora lo comparto contigo. Te ofrezco todo lo demás que soy en su totalidad. Puedes tener mi cuerpo, mi alma, mi vida, para hacer lo que quieras.

—No necesito nada de eso. Cálmate.

—Ah ¡Maestro♪! ¡Eres tan frío♪…!

Minnalis envolvió su cuerpo a mi alrededor. La empujé lejos. La chica era una cabeza más baja que yo y, a pesar de su apariencia andrajosa, había una extraña lujuria en sus mejillas sonrojadas y sus ojos llenos de lágrimas. Ella se rió entre dientes, y envió un escalofrío por mi espalda. Se sentía como si fuera un depredador mirando su próxima comida.

[DanXG: Más de 6 años y Minnalis sigue siendo uno de mis personajes favoritos.]

La embriaguez de falta de MP aún debe estar afectándola. Agotar y restaurar tanto su MP estaba causando que su mente consciente retrocediera, y sus instintos animales estaban saliendo a la luz.

Solo necesito soportarlo. Eventualmente se calmará y, cuando lo haga, sus impulsos sexuales también desaparecerán.

Si ignorabas a los borrachos, dejaban de ser un problema. Fue solo porque les diste atención que siguieron molestándote.

—Vámonos; este es solo el comienzo de nuestro camino por la venganza. Todavía queda mucho más por recorrer. Guarda tu agradecimiento para cuando haya terminado. ¿O me estás diciendo que esto fue suficiente para saciar la venganza dentro de ti?

—No, tienes razón, Maestro. ¡Debo seguir mejorando, para que las frutas que saboreemos sean más dulces que nunca! ¡Hee-hee! ¡Ah, mis pensamientos nadan en las posibilidades!

… Esto… va a desaparecer… ¿Verdad? No puedo tenerla actuando así todo el tiempo…

[DanXG: (ー_ー゛)]

Salí del edificio. Había pasado algún tiempo y ya era tarde. Los relojes eran una especie de lujo en este mundo, por lo que las únicas formas de saber la hora eran por la posición del sol o el sonido de la campana de la iglesia.

Miré a Minnalis, que caminaba a mi lado, y decidí que sería mejor ir a la ciudad y comprarle ropa decente.

—Ah, ¿podrías esconder tus orejas y tu cola? Si no, compraremos algo aquí en los barrios bajos para cubrirlos antes de dirigirnos a la ciudad.

—No se preocupe, Maestro. Todavía me queda mucho MP, así que solo usaré mi magia de ilusión.

Minnalis utilizó su maná hábilmente y sus rasgos de conejo desaparecieron en una nube de humo. Incluso con su habilidad «Magia de Ilusión» en el nivel 3, no fue un problema para ella activar perfectamente un hechizo como ese mientras se salta el canto.

—…

—¡Eek! ¿M-Maestro?

Al examinar el lugar donde habían estado sus orejas, descubrí que mi mano encontró la sensación más suave y esponjosa.

—Mmm… Ah… Maestro… Ahí no…

—Ah, lo siento, solo tenía curiosidad.

La sensual voz de Minnalis me devolvió a mis sentidos, y retiré mi mano. La primera vez, solo me interesaba matar al Rey Demonio y regresar a mi propio mundo lo antes posible, así que terminé ignorando muchas de las características de fantasía de este mundo. Si bien nunca estuve inactivo, todavía sentía que había perdido el tiempo de alguna manera.

—Supongo que deberíamos hablar sobre lo que queremos hacer a partir de ahora. Personalmente, estaba planeando irme de la ciudad en algún momento de hoy.

Phew… —Minnalis hizo una pausa para recuperar el aliento. —¿Hoy? —preguntó ella, mirando dudosa hacia el cielo.

Entendí a qué se refería. El sol solo estará por una hora más o algo así, y las cuatro puertas en cada dirección, que permitían la entrada a la ciudad, estaban cerradas por la noche, haciendo prácticamente imposible salir. Incluso si llegábamos a tiempo, los pueblos vecinos más cercanos estaban a medio día de viaje. Por eso, cuando la gente tenía que ir a algún sitio, normalmente lo hacía por la mañana.

—Viste por ti misma cuántos enemigos tengo. El rey, la reina, la princesa y todos los caballeros reales. Bueno, ayer le di a la princesa y los caballeros un pequeño adelanto. Supongo que mañana a esta hora, podrán volver a hablar, y me gustaría estar fuera de la ciudad antes de eso. Todavía no soy lo suficientemente fuerte para enfrentarme a ellos, así que no tenemos mucho tiempo. Ahora que lo pienso, ¿cuál es el último recuerdo mío que puedes ver indirectamente?

La Espada Sagrada de la Venganza no reveló todo. Dudaba que le mostrara mis recuerdos desde el comienzo de mi segunda oportunidad, ya que esos fueron todos después de que juré venganza. Pero eso significaría…

—¿Mmm? Ahora que lo mencionas, no tenía mucho sentido. ¿Eres un muerto, Maestro? ¿Qué fue todo eso de que eres un héroe y el mundo se tornó en contra tuyo…?

—Teniéndolo así. Tú viste hasta mi muerte. También solo vi los momentos cruciales de tu vida. Te explicaré todo más tarde, así que ten paciencia por ahora.

Minnalis asintió, aunque todavía parecía confundida. —Está bien, Maestro. En ese caso, consigamos las provisiones, el mínimo de ropa y abandonemos este lugar tan pronto como podamos.

—¿Mmm? Oh, no, no necesitamos ir tan rápido. Planeo irme por la noche. Espera, ¿no te desanima un poco el hecho de que toda la familia real sea mi enemiga?

Estábamos hablando de volvernos enemigos de la realeza en una tierra donde el Reino ejercía un poder absoluto. Era lo mismo que el país mismo estaba detrás de ti.

—Bueno, claro, me sorprendió un poco, pero lo importante es que son tus enemigos. Hemos acordado vengarnos de ellos sin importar el costo, ¿verdad? El hecho de que sean miembros de la realeza no cambia nada de eso. —ella sonrió, casi como si la idea la excitara.

—… Heh, tú ganas. —dije, levantando mis manos en señal de rendición. —Era una pregunta tonta, supongo. Realmente estoy feliz de tenerte como mi cómplice.

La había estado subestimando. Incluso si se quedara en ese estado de ánimo extraño para siempre, seguiría siendo la mejor pareja que podría pedir.

—¡Ara! Bueno, sí. Supongo que también estoy bastante feliz de haber unido fuerzas con usted, Maestro.

Por un momento, casi pareció avergonzada, pero rápidamente se recuperó y sonrió levemente. Parecía que todavía estaba un poco embriagada por la falta de MP.

—Primero, será mejor que hagamos algo con tu ropa. Necesitaremos ropa de viaje que te oculte las orejas y la cola, y un arma para que te defiendas. Además, la comida.

—Espere, Maestro. ¿Cómo piensas salir de la ciudad por la noche? Las puertas se cerrarán pronto.

—¿Hmm? Oh, no te preocupes, no usaremos las puertas. Saldremos por un agujero en las murallas.

—¿H-Hay un agujero en las murallas? —preguntó Minnalis, desconcertada.

Las murallas eran la última defensa de la ciudad contra el ataque de un monstruo. Cualquier daño a ellas constituiría una grave amenaza para la seguridad nacional. Es por eso que estas tenía encantamientos de Auto-Reparación y Reducción de la Degradación. Era difícil imaginar qué tipo de fuerza sería necesaria para hacer un agujero que fuera lo suficientemente grande como para que pasara una persona. En condiciones normales, eso es.

—Lo habrá. En este momento, el más mínimo daño lo romperá de par en par. Lo sé a ciencia cierta. —revelé, dándole una sonrisa.


Un comentario en “Nidome No Yuusha – Volumen 1 Capítulo 3

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